Discusión:Huaura

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A MI QUERIDA VILLA DE HUAURA O DE CARRION DE VELASCO

Por: José Jorge Nava Pittaluga Jonapit8@ hotmail.com Jonapit9@yahoo.es

Son muchos los peruanos que desearían conocer nuestra extensa, bella y gloriosa geografía, pero no es fácil. Otra gran legión de turistas de diferentes latitudes visitan diariamente el Cusco, primero, donde nació el Tahuantinsuyo; y luego, los diferentes lugares históricos como Huaura, por ejemplo, donde Nació la Libertad de nuestra Patria. Sobre este valeroso pueblo que le abrió su corazón al General San Martín y lo albergó por más de siete meses, es tan poco lo que se publica por Internet, que me obliga, una vez más, tocar las puertas de Wilkipedia, la Enciclopedia Libre –importante portal en el que se desarrollan gran variedad de escenarios de reflexión y crítica, mediante temas, asuntos, casos y otros foros de discusión-; para que se sirvan insertar y ofrecer al mundo internauta –en esta nueva ocasión-, un artículo referido a Huaura, distrital, mi tierra natal. En otro foro de esta misma Enciclopedia, me referí en días pasados al Histórico Balcón de la Libertad (Parte tomada del folleto de mi autoría intitulado “Historia de la Casa y Balcón de Huaura”, auspiciado por el Instituto Sanmartiniano del Perú, sede nacional, Lima; y, difundido gratuitamente el 27 de noviembre de 2004 en la Villa de Huaura; documento que –si no hay inconveniente- incorporaré más adelante, más información. Muchísimas gracias

Aquí el artículo sobre HUAURA, CUNA DE LA INDEPENDENCIA

Como huaurino frente a su historia y asiduo navegante por las profundidades exquisitas de nuestro acontecer histórico peruano, con el deseo de ir difundiendo hechos que tuvieron como escenario la “Villa de Huaura” (extenso, fértil y hermoso valle), tengo el honor de presentar en este importante portal este articulo dedicado a Huaura Distrital, tomado del libro “LA VILLA DE HUAURA” 8a Edición Privada, noviembre de 2002, de mi autoría; en homenaje al 405º aniversario de elevación del pueblo de indios de Huaura, a VILLA DE CARRION DE VELASCO, 17 de enero de 1597, por el Virrey don Luis de Velasco y Castilla y Mendoza.

El recuerdo es parte de la vida humana por que el pasado no muere, no desaparece; subsiste en el presente dentro de la continuidad histórica. Hoy que hemos empezamos el siglo XXI, es cierto que no estamos frente al pasado, como también es cierto que no podemos ser ajenos a él. Por que el pasado vive en nosotros y no como un recuerdo distante, sino que aparece de verdad como parte de nuestra vida actual. La historia, no es un simple registro de fechas o de nombres; la historia quiere que comprendamos el pasado tal como fue. Comprendiendo el pasado, comprenderemos también nuestra realidad presente.

Para los griegos el término historia no significaba sólo relato de acontecimientos ordenados con un criterio cronológico, sino que designaba genéricamente el conocimiento adquirido por descubrimiento o investigación, especialmente sobre lo que sucedió como consecuencia de la intervención del hombre.- La historiografía griega conlleva una visión del mundo racionalista: el historiador debe tratar de justificar el por qué de los hechos ocurridos. Los romanos, a partir de Polibio, objetivarían esa visión griega de la historia; no les interesaba el “por qué”, sino el “para qué” tenían que encontrar en el pasado la justificación de su poderío presente. Los seres humanos comprenden su propio pasado, del pueblo del cual forma parte, escuchando con respeto la voz de nuestros padres y de nuestros mayores, porque todos, somos fruto de la historia en la obra de nuestros padres, bajo la visión de Dios y en el irrenunciable uso de la libertad que El nos ha concedido, y que debemos conservar con dignidad y orgullo. Porque somos herederos de una historia digna, que debemos realizarla con la esperanza de un mundo mejor para nuestras familias, por nuestra vocación de país mestizo, occidental y cristiano.- El Perú es un país mestizo, por que la unidad de nuestra historia nos ha creado mestizos en la sangre y mestizos en el espíritu. Nuestro país es mestizo en la realidad biológica del hijo de español y de India, en las costumbres, en técnicas de trabajo, en expresiones de cultura y arte, etc., y no una copia de la realidad incaica o del ambiente español. Nuestra Nación es fruto de ambos. Desconocer o negar el aporte Incaico o el aporte español, sería como romper y fraccionar el Perú. Sin conciencia histórica, un pueblo no puede ser realmente soberano, fiel a su propia tradición, y libre para su propio destino. Dos palabras distinguen a la historia: Historia, como vida humana pasada, e Historia, como ciencia que conoce y narra lo pasado. “En ambas acepciones, siempre estarán sus dos elementos constitutivos y permanentes: el hombre y el tiempo, por que hay una dimensión esencial del hombre que lo vincula de modo inevitable con el tiempo, esa dimensión se llama Historiedad –nos decía el Dr. Víctor Andrés Belaúnde-, y por eso podemos decir que “los seres humanos somos seres históricos”. La Biografía, es la historia de una persona determinada, desde su nacimiento hasta su muerte. La historia de un pueblo es, así mismo, una inmensa biografía o, mejor aún, una epopeya o un drama que contiene una multitud de biografías.

Al referirme a Huaura, tributo mi homenaje de admiración y respeto a este importante paraje que forma parte de la historia y de la geografía Peruana, y que, en las tres etapas que ha atravesado la vida del país, ha jugado papel preponderante ostentando el título de Villa desde 1597 y de Distrito desde 1857. Por su riqueza agrícola, Huaura, cuando se organizan los corregimientos, llegó a ser Capital de la Provincia de Chancay, hasta el 23 de enero de1866, en que la capital fue trasladada a la villa de Huacho. Cabe agregar, que, Huaura figuró como asiento del Departamento de la Costa, en el “Reglamento Provisional” que aquí mismo expidiera el general San Martín, el 12 de Febrero de 1821, como bosquejo de la Constitución Administrativa del Perú, y como primer ensayo del Gobierno Nacional, para dar forma legal a la ocupación militar de la parte del país que estaba bajo su influencia.

Aquí se instaló el Cuartel General del Ejército Libertador, después de ser reconocido como lugar estratégico, una vez que las tropas de la Expedición Libertadora, desembarcaron en las playas de esta zona -entre el 10 y el 12 de noviembre de 1820. El general San Martín estableció aquí su cuartel general; y el 18, sus tropas acantonaron en una amplia y hermosa campiña, bien regada y arbolada, con abundante víveres de todo género, forrajes, cabalgaduras y frutas agradables; este es el valle de Huaura, que tiene una extensión de 11 kilómetros de ancho y 55 de largo. El río que lo baña le da el nombre, aunque actualmente es de poco caudal. Sobre esta línea se estableció el vencedor de San Lorenzo, Chacabuco y Maipú, fortificándose sólidamente, con la firme resolución de no esquivar la batalla, pero tampoco buscarla por el momento. Con sus reservas en Supe y sus avanzadas sobre Retes y Chancay; uno de sus flancos sobre el mar de Huacho y otro sobre Sayán -hacia la Sierra-, promovía la insurrección del país y mantenía en zozobra al virrey y a sus ejércitos, antes de ocupar pacíficamente la ciudad de los Reyes, Lima, sin consumo de pólvora y sin exponer la vida de sus soldados.

Hoy la recordamos y le decimos “Cuna de la Independencia y de la Campana de la Libertad”, y el pueblo alborozado, celebra cada año con extraordinario entusiasmo y solemnidad, un aniversario más del Primer Grito de Independencia lanzado desde la casa-balcón, por el general San Martín la mañana del día 27 de Noviembre de 1820, donde las famosas campanas, gritaron la Libertad, mientras el Pendón bicolor, flameaba, sostenido por los poderosos brazos del Protector del Perú.

Huaura, es y será siempre “Suelo Bendito” donde los ideales de la libertad se ven magistralmente cumplidos por esa pléyade de hombres que desde México hasta el Río de La Plata dedicaron su pensamiento, su acción y el sacrificio de sus vidas, para que este ideal se convierta el realidad suprema de los pueblos de este continente, sujetos por largos años a la dominación extranjera. La libertad que hoy disfrutamos es la herencia que nos legó el Santo de la Espada, hermoso tesoro que debemos preservar como piedra angular de nuestras instituciones.- Aquí estuvieron las figuras de ese pasado glorioso –que fue cruento para su logro-, en que se confunden magistrados, mujeres, soldados, clérigos, maestros del saber y hombres humildes del pueblo, juntos a los valerosos soldados –patricios nuestros-, y a los hermanos que vinieron desde otras fronteras, empujados por el mismo ideal de apasionado amor por la libertad, bajo la sombra del padre de nuestra Patria, general San Martín, caudillo señero de la revolución americana y fundador de la República del Perú. Su magnífico ejemplo, seguirá germinando raíces más profundas en el corazón de todos los peruanos, confirmando la musa que en este momento recito con el poeta: “¡No morirá tu nombre! Ni dejará re resonar un día …. En el campo de batalla, Mientras haya en los Andes una roca Y un cóndor en su cúspide bravía! A su memoria, rindamos nuestro tributo de admiración y homenaje, por ser el padre de nuestra Patria, modelo y ejemplo y generaciones; y al evocarlo, pedirle que guíe nuestros corazones, proteja nuestro pueblo y nos conduzca por el camino de su constante grandeza y prosperidad.

Fundación de la Villa de Huaura

Algunos virreyes por medidas de seguridad desembarcaban en Paita, para continuar su viaje por tierra hacia Lima, y Huaura fue un lugar apropiado para descansar antes de ingresar a la Ciudad de los Reyes, Lima. Existía entonces la Iglesia Santísima Virgen del Rosario (frente al balcón de la Libertad) que los viajeros conocían como Iglesia de Santa María del Camino……. Fue entonces que al pasar por el antiguo pueblo de indios de Huaura, el 20 de julio de 1596, el nuevo virrey don Luis de Velasco y Castilla y Mendoza (Conde de Santiago y Marqués de Salinas (Nació en Carrión de los Condes, Palencia, 1539, y falleció en Sevilla, 1617). Administrador colonial español. Fue virrey de la Nueva España en dos ocasiones (1590-1595; 1607-1611) y también Virrey de Perú (1596-1604). Era hijo del también Virrey Luis de Velasco y Ruiz de Alarcón (Quien nació en Carrión de los Condes, Palencia, España 1511 y falleció en México, 1564), Señor de Salinas fue el segundo virrey de Nueva España, entre 1550 y 1564, tras haber sido Virrey de Navarra entre 1547 y 1549) fue acogido con vivas muestras de simpatía por los labradores españoles y caciques del valle, quienes le suplicaron que al tomar las riendas de su gobierno en Lima, se sirva elevar al pueblo de Huaura a la categoría de villa de españoles, por ser ya numerosos los que en este poblado y comarca residían- Es evidente que desde entonces resolvió el futuro marqués de Salinas y ex-virrey de México, expedir provisión y designar con su ilustre apellido en honor de su casa y lugar de nacimiento en España, a Huaura como “VILLA DE CARRION DE VELASCO”. Fue el vecino don Luis de Zavala quien hiciera formalmente la petición y suministrara la información acostumbrada, tal como habían hecho otros pueblos como las villas de Arrendó en Chancay, fundada por el Virrey Conde de Nieva en 1562 a la que dio ese nombre en recuerdo de aquella de que era señor en España y que tenía el muy juicioso propósito de trasladar a ella a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.- Asimismo, fundó la Villa de Valverde, en Ica, y la Villa de Santiago de Miraflores de Zaña, Lambayeque, todas para de común beneficio para los labradores españoles y caciques del valle.- La experiencia adquirida en el pueblo Azteca, por el virrey don Luis de Velasco y Castilla y Mendoza, marcó los rumbos de su política en el Perú: proteger al indio, al sufrido y explorado indígena peruano. La historia registra en este virrey su amplio sentido de comprensión y una intención saludable que se deja sentir entre otras, en la fundación de la Casa de Huérfanos de Lima, el Seminario del Cusco, el Colegio de Huamanga, el Convento de los Descalzos de Lima y LA VILLA DE CARRION DE LELASCO, hoy distrito histórico de Huaura.

Primeros moradores

Residían en 1597, como, “moradores del valle y villa” en el asiento de Huaura, según los protocolos notariales y otros documentos coetáneos, numerosos agricultores, comerciantes, soldados y gentes de otros oficios que fueron -a no dudarlo- los primeros pobladores y vecinos de la Villa de Carrión de Velasco, inscritos en el registro que se llevó en el cabildo, justicia y regimiento instalado con independencia del ayuntamiento de españoles de la villa de Arnedo. Muchos de los personajes, cuyos nombres extraigo con minuciosidad de aquellas fuentes, residieron en el valle y antiguo asiento desde 1589, 1596, figurando después como testigos instrumentales y otorgantes, hasta los primeros años del siglo XVII, no en calidad de “estantes” sino de “moradores” y “vecinos” de la villa, con solares, casas de viviendas, cuadras para huertas y estancias, heredades, indios mitayos y “yanaconas”.

Sus fundadores

Luis de Zavala, capitán Gonzalo Fernández de Heredia y su hermana doña Isidora (casada con don Diego de Isásaga Meneses), Juan de Torres Salazar (que fue teniente de corregidor en 1594 - 96 - y en 1604), Francisco de Santana (que fue también lugarteniente en 1594 y testó en la villa en 1608), Diego Camacho (alcalde de la Santa Hermandad y teniente general de corregidor en 1603, quien testó en la villa en 1605), capitán Juan Bayón de Campomanes (residente en el valle según instrumentos de los años 1593, 97 y 99, “Encomendero de Huaura y Huacho”, vecino de la Ciudad de los Reyes y su alcalde ordinario en 1594), Miguel de Osorio (Escribano Público y primero del cabildo de la villa), Bartolomé de Morales y su hija Inés Rodríguez (viuda de Bartolomé Verdejo). Alonso Vásquez Bustamante (notario apostólico), Juan Sánchez Montesinos, Bartolomé de Heredia, Juan de Pereda, Juan Bautista Luis, Pedro Laines de la Hoz (hoy Laos); Andrés García de Segovia (alcalde ordinario de la villa en 1598), Diego Pérez de Ordiales (teniente de alguacil mayor en 1599), Suero Días de Campomanes (hermano de don Juan, vecino y regidor de Lima), Juan de Cáceres y Obando, Francisco Flores Rossel, Francisco de Marmolejo, Diego López de Marmolejo, Juan de Castañeda, Miguel de Fuente Clara, Marcos de Rivas, Miguel de Ondarza, Juan de Sagredo, Juan de la Hoz, Luis de Fuente, Iñigo de Saravia, Juan López Palomino, Luis Morales, Benito Luis de Ojeda, Martín Vásques, Francisco Rodríguez, Juan Alvarez, Bartolomé de Torres y Portugal, Lorenzo Lónes y otros” .

La Casa del Milagro

En unos trapiches, cerca de la villa de Huaura (es hacienda “El Ingenio”), mientras caía el sol, permaneció el Arzobispo don Toribio Alfonso de Mogrovejo y Robledo , recostado sobre unas cañas, en el aposento en donde había dormido. Su criado, Bernardo de Alcócer entró a llamarlo para continuar la visita de su Diócesis que comprendía las ciudades de Lima y de León de Huánuco, y las villas de Ica, Pisco, Cañete, Arnedo o Chancay, Santa y Huaura o Carrión de Velasco. Santo Toribio, respondió a Alcócer, “aún tengo cinco minutos para leer uno de los Salmos”. Y leyó en alta voz: “El que habita en el retiro del Altísimo, morará seguro, bajo la sombra del Omnipotente. Por cuanto has dicho: ¡Tú, oh Señor eres mi refugio! y al Altísimo has puesto por tu habitación; no te sucederá mal alguno, ni plaga, ni mortandad, te caerá en tu morada. Por que El da encargo a sus ángeles acerca de ti, para que te guarden en tus caminos; sobre las palmas de sus manos te llevará para que no tropieces con tus pies, en alguna piedra. Pisarás al león y al áspid. Hollarás a la serpiente. Por cuanto tiene puesto en mi tu amor, dice el Señor, y también te libraré y te glorificaré y te mostraré su salvación”. -Así sea, dijo Alcócer. - Santo Toribio, tomó el Diurno, el criado el Breviario y el Fieltro, únicas prendas personales del prelado, y salieron. Apenas atravesaron el umbral éste cayó y se vino abajo todo el aposento, y la casa, lo que causó espanto y admiración del pueblo de Huaura que, juzgando que milagrosamente guardaba Dios al Santo Prelado, fue en tumulto, y al repicar incesante de la campana histórica, a dar gracias a la Capilla de Huaura. La casa de esta catástrofe, durante mucho tiempo, permaneció derruida y se mostraba al viajero, llamándola la Casa del Milagro .

Las Salinas fueron siempre de propiedad de la Villa de Huaura

A cinco leguas distante de la villa de Huaura, se encontraban las salinas registradas en las cartas geográficas de principios del siglo XVIII con el nombre de Carrión de Velasco. Era uno de los recursos que aumentaban el florecimiento de esta villa. Pero, así como en el transcurso del tiempo, se debilitan tan grandes y populares ciudades, así Huaura perdió sus regulares proporciones, cuando su vecindario acomodado, por sus adquisiciones de fortuna, transmigró a Lima, fijando allí su domicilio.- Paulatinamente quedó Huaura en poder de una población sin comercio. Su inmediación a Huacho, a tres cuartos de legua, hizo que este pueblo, vecindario de indios, se fuera levantando y agrupando a su alrededor un respetable número de parcialidades: los malambinos, los trujillanos, etc.- Las comodidades eclipsadas en Huaura, en Barranca y Arnedo (Chancay); cuando las familias adineradas prefirieron a la sencilla vida del campo la vida bulliciosa de Lima, se formó Huacho, pueblo cosmopolita y muy hospitalario. Gobernadas las provincias por los corregidores, en interés de los repartimientos, y otras consideraciones, que se tuvieron para su extinción consultaron sus prográficas, de principios del siglo XVIII con el nombre de pío interés y edificaron Huacho sobre las ruinas de Huaura. A esta villa abastecida de cuanto era preciso para la vida humana. Posesionado de la sal, no permitían que nadie se mezclara en su ingreso, ni consentían a otros pescadores que los propios naturales. La pesca era antes diaria, y en el primer lustro del siglo XIX era precaria.

No quedaba a Huaura recurso de subsistencia. Había sido fundada con el nombre de Carrión de Velasco, y ni esto le sirvió para reclamar las salinas de su nombre. Los indios de Huacho se hicieron dueños de las salinas, que se decía ser de las más importantes de América. 

No hay tradición de otras semejantes, consideradas siempre libres y estancadas, en manos de los indios, a los que ese poder económico les dio la arrogancia necesaria, para nombrar alcaldes y con estatutos desconocidos, “que no los entienden ni los mismos indios”, escribió en 1850, don Fernando Jiménez, reputado comerciante. Nadie sino los indios podían cortar sal; los españoles estaban impedidos, por estos.- Con una costa de 30 leguas, que comprendía el puerto de Ancón, el de Chancay, la Herradura o Salinas y el de Barranca, y con una porción de caletas, daba la impresión de una costa desierta. Era por naturaleza un lugar destinado al comercio clandestino, sin guardacostas, ni resguardos.- Esto favoreció al contrabando. Luego, lo tuvieron muy en cuenta los grandes marinos ingleses que pirateaban en nuestras costas, y después se pusieron al servicio de San Martín y de Cochrane, para la campaña libertadora .

La Provincia de Chancay se dividía en tres valles: Chancay, Huaura y Barranca.

El valle de Huaura, regado por su río de poco caudal, alcanza un curso de 22 leguas. Valle fértil, con una extensión de tres leguas de tierras de repartimientos de los indios de Huacho, y las haciendas de Chacaca, Corral Redondo, Ingenio, Loza, Acaray, Vilcahuaura, la Humaya, Quipico, Andahuasi, Casa Blanca, etc., con otra porción de haciendas menos extensas. El Ingenio, Humaya, Quipico y Andahuasi haciendas de caña de azúcar; las demás eran de cría de ganados, y de pan llevar. Estas haciendas beneficiaban en 1805, la cantidad de 55 mil arrobas de azúcar, cosechaban seis mil fanegas de trigo, cuatro mil quinientas de maíz, mil fanegas de ají, dos mil de frijol, mil de cebada, mil cuatrocientas reses para el abasto de Lima, y 7,000 cerdos que negociaban con el valle de Chancay.- A distancia de cinco leguas estaban situadas las salinas de Huaura, en las que se cortaban setenta mil piedras de sal, con un valor de 80,000 pesos el millar, que agregados a la producción del valle, con el aumento de algo en arroz y en carbón, se podía calcular su producción en 190,000 pesos anuales.- Los indios de Huacho, Supe y Barranca se dedicaban a la manufactura de los sombreros de “Junco”, que producía la provincia. El trabajo en los primeros era asombroso. “En América, los Indios Catacaos y los de Jipijapa; pero, después sólo los huachanos”, decían, los conocedores del buen sombrero.- Tres ramos importantes se proponían promover en su centro económico, los pobladores de esta circunscripción. Azúcar, de las haciendas el Ingenio, la Humaya, Quipico, Andahuasi, San Nicolás, Calpón y Huayto. Todas grandes a excepción de las dos últimas, que correspondían al partido de Santa. Embarcaban por Herradura y Barranca, o lo remitían a Lima. Clamaban por extender su comercio al virreinato de Buenos Aires. Los cañaveleros reclamaban para esto el fomento del puerto de las Salinas, pensando así, sería más activa la extracción. Los fletes, derechos, pontazgos y comisiones tenían postrados a los azucareros. Después de estos gastos, tenían que marchar, de 20 a 40 leguas, por 9 que había en a la hacienda más distante. La dificultad de recuas era otro factor en contra. Los pastos se dedicaban mantener a la bueyada, que era el eje principal de las Moliendas.- Todos pedían el fomento del puerto: azucareros y compradores de sal, que adquirían directamente de los indios de Huacho los que asumieron, como se ha dicho, ese derecho, que corresponde a los de Huaura, y estancaron, en sus propias manos, las cuatro leguas de pampa, toda de sal .

Dos pontazgos había en la provincia.- Uno en Chancay que se llamaba de Pasamayo, por cuyo paso cobraba el marqués de Villafuerte, medio real por cada bestia de carga o silla, cuatro reales en ciento de ganado menor y medio real cabeza de ganado mayor.- Otro pontazgo de Huaura, pagaba 8 reales el ciento de ganado menor; medio real cabeza de ganado mayor, un real carga de toda especie y medio real por carga, todos los indios . El pirata Eduardo Davis se presentó en la villa de Huaura

Los piratas y corsarios que varias fortunas habían infestado nuestros mares, volvieron en tiempos del virrey Melchor de Navarra y Rocafull (duque de La Palata) a sembrar el desconcierto. En 1683 Eduardo Davis cruzó el Estrecho de Magallanes y entró en el Mar del Sur Eduardo Davis o David a bordo de una fragata de 36 cañones (la Tigre) y otras dos de menores fuerzas; todas con tripulación inglesa, y en las islas de Juan Fernández se dio la mano con Edward, que piloteaba otra de 16. Más tarde se le unieron otros barcos pequeños, unos de franceses y otros de ingleses filibusteros, algunos de los cuales habían logrado atravesar el Istmo por la parte del Darién. El 12 de marzo de 1684 el virrey duque de la Palata, recibió el primer aviso de su presencia en carta del presidente de Chile don José Garro. Entretanto Davis o David recorrió a mansalva toda la costa y ya en el golfo de Guayaquil, después de hacer algunas presas, se unió a los filibusteros procedentes de Panamá. El virrey a fin de vencer los recelos y temores de los mercaderes y de los particulares, reforzó la armada y enfrentó a los piratas. Su buena dicha quiso que en el torna viaje avistasen al enemigo, en la ensenada de Panamá, cerca de las islas del Rey, donde se trabó un combate que duró varias horas y en el cual la ventaja estuvo de parte de los nuestros. Era 11 de junio de 1685, pero por diferencia entre los jefes y disputas que no tenía razón de ser, estando ya casi rendido el enemigo, éste pudo emprender la fuga, valiéndose de la mayor ligereza de sus barcos. Davis, al cual se habían unido dos compatriotas suyos, Swan y Peter Harris y el francés Groniet, resolvió separarse de sus compañeros. La armada tomó rumbo al sur. Davis siguió la estela de sus contrarios y, después de saquear Sechura, Saña, Casma, Santa y Huaura, se presentó en Pisco el 11 de junio de 1686. Pero veamos, algunas de sus depredaciones y crímenes.- Después de Sechura cayó Davis sobre Saña, la villa más rica y poblada, como lo demuestran aún hoy las ruinas de sus conventos.

Con vuestra venia amable lector, hacemos un pequeño acápite para dar paso y dedicarle algunas líneas a “Zaña, La Ciudad Maldita”. A unos 50 kilómetros antes de llegar a Chiclayo, hoy vemos con sorpresa, semihundidos entre la arena, los restos de recios muros, columnas, arcos, bóvedas y galerías de los que fueron en el pasado importantes templos, conventos y casonas coloniales. Estas ruinas que dejan absortos al viajero, corresponden a la que fuera en un tiempo la opulenta ciudad de Zaña, llamada por su riqueza “Potosí Pequeño”, que se dice estuvo a punto de ser declarada capital del Virreinato del Perú, y cuya destrucción y abandono, la atribuyen a “un castigo divino”, como la que sufriera “Sodoma y Gomorra”, debido a la vida disipada y de orgías que llevaba la población.- Trágica fue en verdad, la vida de esta importante ciudad colonial norteña que fue asaltada por los piratas, humillada por los esclavos negros y abatida por las aguas del río que le da su nombre. Santiago de Miraflores de Zaña, fue fundada en 1563 por disposición del Virrey don Diego López de Zúñiga, Conde de Nieva. Por su puerto de Chérrepe, que adquirió gran importancia y que hoy ha desaparecido comercialmente, se embarcaban los valiosos productos de la región, y tocaban constantemente las naves que iban entre Lima y Panamá.- A los cien años de fundada, 1663 –anota Ricardo Miranda-, era ya una de las poblaciones más importantes de la Costa y quizá superior a Trujillo. Tuvo Zaña Cabildo con alcaldes y regidores y demás oficios, y 14 notables iglesias y conventos, y gran población negra que vivía en los ingenios y las orgías de los africanos que le dieron fama de disipada capital del Norte.- En la ciudad la profusión de dinero y el rápido enriquecimiento, generó despilfarro, desórdenes y escándalos, tal como sucedía en ciudades como por ejemplo en Potosí de aquella época, que llegó a oídos de los piratas que infestaban las aguas del Pacífico. En medio tantos excesos en 1609, allí exhaló dulcemente el último suspiro el Arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo (Kilo Cisneros). “Los palacetes y mansiones con sus hermosos jardines, el festejo de sus pomposas fiestas con sus consabidas corridas de toros, representaciones gigantes, pallas, diablos, etc., le dieron también el nombre de “La Sevilla del Perú”. Se dice que la Monja Alféres protagonizó escándalos y riñas en las tabernas, y que las orgía llegaron a tal punto que la ciudad fue en una ocasión excomulgada por el Obispo de Trujillo Fray Jaime de Mimbela. Se trajo tantos negros para las labores del campo, que superó abrumadoramente a la de los blancos y a los mestizos, que dificultó a los hispanos imponer férrea disciplina esclavista. Las fiestas duraban varios días, y tanto los hispanos como los esclavos negros, bailaban alrededor de las hogueras en las noches. Santo Toribio y San Francisco Solano, hacían grandes admoniciones a los pobladores y los amenazaban con castigos del cielo. Aparece el pirata Eduardo Davis.- Corría el año 1686, cuando una flota pirata –colmada de carniceros marinos de nacionalidad inglesa y curtidos en mil abordajes en el mar Caribe-, bordeaba ya las aguas del Virreinato de Perú, al mando del temible, sanguinario, elegante y espigado Eduardo Davis, natural de Flandes.- Al anochecer del 4 de marzo de 1686, sus tres naves sombrías aparecieron frente a Chérrepe en medio de la oscuridad, arriando sus falsos pendones del Rey de España e izaron la siniestra bandera de la piratería.- Según una versión, un poblador vio al atardecer, desde el cerro de La Horca, la llegada de las naves piratas, y corrió a Zaña dando la voz de alarma, poniendo a replicar las campanas de los conventos. Al final los piratas se llevaron las campanas junto con el botín.- Otras versiones afirman que los piratas llegaron a marcha forzadas hasta Zaña, sin ser vistos, dado que esa noche se realizaba una de las acostumbradas fiestas orgiásticas, en la que los pobladores bailaban, comían y bebían alegremente alrededor de hogueras levantadas en la misma plaza. Igual se hacía en las casonas de los poderosos adinerados.- Lo cierto es que la horda de piratas cayó sobre la opulenta villa. Una descarga de armas de fuego paralizó a los festejantes llenándolos de pavor. Los piratas dominaron todas las entradas y salidas de la ciudad y mediante pregoneros fijaron el cupo que debería pagar la población a cambio de ser respetadas las vidas y las propiedades. Unas versiones señalan que aquella noche –que fue una noche de terror-, los zañeros cumplieron con reunir el cupo exigido, acumulando en la plaza joyas, monedas, barras de oro y plata, finas mercaderías, productos de panllevar, barriles de agua, cabezas de ganado, frutas, etc., mientras los piratas iban llevando la relación correspondiente. Cumplido el cupo, los piratas s e entregaron a grandes libaciones y festejos con algunas mujerzuelas de la ciudad, mientras el botín era trasladado a Chérrepe. “Otras versiones en cambio dicen que Davis se dedicó al saqueo de la ciudad durante siete días, cometiendo toda clase de fechorías y robos. Se dice que se llevó más de cien millones de pesos, y no contento con esto, prendió fuego a la ciudad, quemando lo que no había podido llevarse. “Entre todos los relatos que aún se conservan entre los zañeros, pasados de padres a hijos, es conocida la historia de la bella Mencia cuyos padres se oponían a su boda con el linajudo don Juan de Salazar. El pirata Davis capturó a Mencia y la retuvo hasta que alguien aceptara pagar 50,000 pesos de rescate. Don Juan de Salazar se apresuró a pagar el rescate, más luego de entregársela a sus padres ni se casó con ella ni se la volvió a ver en Zaña, murmurando las malas lenguas que la bella Mencia se había prendado del galante pirata.- Aparte de las consejas romanticotas y chismes, la verdad fue que Zaña quedó muy desmedrada y desprestigiada después del asalto de los piratas, comenzando el éxodo de sus principales familias hacia Lambayeque, éxodo que se hizo mayúsculo cuando algunos años después llegó a Zaña la noticia de que el pirata Sir Francis Drake estaba en el litoral. Menguado el esplendor de la ciudad por la ausencia de sus más ricas familias, fue cayendo en manaos de la población de negros esclavos, cuyos señores los dejaron al cuidado de sus casonas.- Libres los negros de las leyes crueles e inhumanas que les imponían sus amos, se entregaron a toda clase de excesos y diversiones, renaciendo en ellos la rebeldía y el odio por los abusos de que habían sido objeto. De acuerdo con el relato de Antonio de Rivera, a las cuatro de la mañana del 15 de marzo de 1720, las aguas del río Zaña desbordaron su cauce y con gran estruendo y fuerza incontenible barrieron con gigantescos oleajes todo lo que encontraron a su paso. Los pobladores puestos sobre aviso, huyeron. Así quedaron abandonados templos y casonas, que el tiempo y los depredadores han convertido en un montón de ruinas, cuyos arcos y columnas carcomidas se elevan al cielo azul lambayecano, como mudos testigos………..

Continuamos, con el pirata Davis. Luego al puerto de Chérrepe por el mes de febrero y, poco después, cruzó sin tropiezo la distancia que lo separa de Saña, donde era corregidor don Luis Venegas Osorio, sargento general de batalla, el mismo a quien se pensó encomendar la fortificación de Portobelo. No hubo resistencia y el pirata pudo saquear la población a su placer y llevarse cuanto era de algún valor.- En Santa y en Casma repitieron la hazaña, aunque sin mucho provecho por la cortedad de los lugares, pero en la segunda de estas poblaciones dieron muerte al cura, don Andrés de Estrada, por haberse negado a descubrir un caudal que en realidad no tenía.

Eduardo Davis en la Villa de Huaura. Luego le tocó el turno a la villa de Huaura, o de Carrión de Velasco, llamada también Santa María del Camino, lugar bien avecindado y rico como es su fértil valle. Davis desembarcó en Huacho el día 13 de marzo y después de quemar el caserío de indios pescadores que habitaban el lugar, pasó a Huaura y, sorprendiendo a su vecindario, redujo a prisión a los más notables vecinos que, según Mugaburu, fueron 18 y entre ellos el alcalde provincial, don Blas de La Carrera. Veamos que nos refiera el suceso fr. Diego Felipe de Cuéllar, Provincial de San Francisco: “En la Recolección que aquí tiene mi Religión, dice, apresaron algunos religiosos, y por no haber manifestado los vasos sagrados los amenazaron con la muerte y les hicieron sortear con unos dados. Cayó la suerte en Fr. Francisco Fernández, definidor habitual, muy ejemplar religioso y al punto le quitaron la vida de dos balazos dentro de la misma iglesia. Y habiendo herido muy mal a otro religioso sacerdote lo llevaron prisionero con la demás gente que pudieron recoger. El buen fraile añade: “No lo dudo, Señor, ni por acá se duda; si V. M. no se sirve enviar algunos navíos armados, por que el pavor que ha permitido Dios se infunda a los españoles es de calidad que, a la voz de que viene el inglés, raro es el que no tiembla... como por nuestros pecados se ha visto en Paita, Piura, Saña, Huaura y otras partes, sin que hayan tenido resistencia 80 a 100 hombres que han echado en tierra. Se han valido de tal industria que los navíos que dan la mar por dentro, sin que puedan ser vistos y con barcos saltan de noche y, aunque puedan acometerlos, no se han atrevido. ¿Pues si con número tan corto han hecho tales destrozos, que se podrá recelar si vienen muchos?..... No le faltaba razón al Provincial y extraña que Davis hubiera podido recorrer la costa sin hallar oposición.

Distinguidas familias nacieron en Huaura durante la Colonia. Sus vidas y obras constituyen hoy importantes páginas en su historia

Don Juan Genis Terán. Nació en Huaura en 1670. Hijo de don Alonso Genis Arévalo natural de Trujillo-Perú, y de doña Ana Fernández de Terán de los Ríos, nacida en Lima, de cuya distinguida familia se ocupa Ocariz en su obra genealógica. La madre de don Alonso fue doña María de La Fuente de la Cadena, nieta de don Pedro de la Cadena que se avecindó en Trujillo después de haber concurrido a las conquistas de México y la Florida -según Garcilaso y Cárdenas Zuazo.- Don Juan Genis Terán estudió en el Seminario de Santo Toribio de Mogrovejo, y no inclinándose a la carrera eclesiástica, siguió la militar; en 1720 era maestre de campo, fue también corregidor de Chancay y Santa y, heredó la escribanía pública y del cabildo de Huaura que pertenecía a su familia, por el fallecimiento de su padre ocurrido en 1701. Contrajo matrimonio en 1703 con doña Teresa Garrido Núñez, hermana del jesuita Miguel Garrido natural de Huaura educado en Lima, uno de los expulsados en 1767 siendo Prior del convento máximo, y falleció en Italia en el año 1769 a la edad de setenta y ocho años. Fueron sus padres el general don Mateo Garrido Altamirano y doña Feliciana García Núñez. Don Juan murió en Huaura en 1746. Fue dueño de la hacienda Peñico y en su época principió el trabajo de las minas de oro de esa quebrada.- Dejó varios hijos de su matrimonio: don Félix, capitán regidor y escribano del cabildo que casó con su prima doña María Hermenegilda Garrido en 1750, y por este enlace ejerció el patronato del hospital de Huaura, y de la obra pía que con veinte mil pesos de capital fundó don Diego de Loza Bravo para dotar a jóvenes que tomasen estado: Doña Ana y doña Melchora, monjas profesas del monasterio de la Concepción de Lima; don Anacleto Ventura que estudió en el colegio San Martín de Lima, fue cura de Colquemarca y provisor en el Cusco en tiempo de su pariente el Obispo don Juan de Castañeda Velazquez y Salazar (de quien nos ocuparemos seguidamente). Había sido casado don Anacleto con doña María Josefa Tapia y tuvo un hijo, don José Antonio, profeso en la Compañía de Jesús del Cusco, de donde fue expulsado con los demás jesuitas de su convento; era hombre de mucha ciencia y se le hacían consultas en asuntos importantes. Su padre don Anacleto en su viudez profesó en la misma compañía de Jesús .

Capitán Gonzalo Fernández de Heredia.- El y su hermana doña Isidora hicieron donaciones y contribuyeron con limosnas considerables, para que se fundase el convento de San Francisco de Huaura, que se erigió con permiso del Rey Felipe III y del virrey don Francisco de Borja y Aragón (príncipe de Esquilache) en 1618; celebrándose en su Iglesia la primera misa el 25 de diciembre de dicho año.

El capitán don Juan Infante Trujillo

Vecino regidor de la villa de Huaura. La gran hacienda de su propiedad llamada “El Ingenio” inmediata a dicha villa, la cedió al colegio de los Desamparados de Lima dependiente de la Compañía de Jesús, en 1684, habiéndola recibido el padre Prepósito Jacinto de Arrúe.- Cuando los jesuitas fueron expulsados perdiendo todos sus bienes, compró “El Ingenio” de Huaura don Francisco José de la Puente y Sandoval, de la orden de Santiago. Infante Trujillo había sido declarado benefactor de la Casa de los Desamparados .

Don Juan Castañeda Velazquez y Salazar

Natural de la villa de Huaura. Fueron sus padres don Francisco de Castañeda y doña Juana Velazquez y Salazar, hija del alcalde provincial don Bartolomé Velazquez y de doña Josefa Salazar. Estudió en el colegio San Martín de Lima en que fue maestro, y se graduó de doctor. Pasó al Seminario de Santo Toribio donde prestó buenos servicios en la enseñanza de la juventud de ese instituto. Se ordenó de sacerdote, y nombrado cura, desempeñó el ministerio parroquial en tres doctrinas.- Ocupó después en el coro del Cusco, las sillas de tesorero, chantre y arcediano de cuya dignidad ascendió a la episcopal de Panamá en 1743. Se le promovió a la Iglesia del Cusco en 1749, y tomó posesión en al año siguiente.- Falleció el día 22 de Febrero de 1762 a la edad de 72 años, y se le hicieron magníficas exequias en la Catedral de Lima, a la que concurrió el virrey don Manuel de Amat, los tribunales y corporaciones el 30 de marzo. Se le dio sepultura en el templo de la Compañía de Jesús del Cusco según lo dispuso; por que antes de su fallecimiento se incorporó a ella e hizo los votos correspondientes.- Este Obispo se hizo notar por su caridad con los menesterosos, a quienes por mano de los prelados de las Ordenes religiosas repartía muchas limosnas. Reeditó el ruinoso edificio del hospital de Huaura de que era patrón, y que había fundado don Diego de Loza Bravo en 1674. Dio ochocientos marcos de plata de piña para una custodia en su Catedral del Cusco. Tuvo una suntuosa biblioteca, y dispensó su protección al muy recomendable literato Dr. don Ignacio de Castro natural de Tacna, cura de San Jerónimo y rector del colegio de San Bernardo de aquella ciudad.- No faltaron detractores opuestos a la buena reputación del Obispo. Se le acusó al Rey por regidores y vecinos respetables del Cusco, quienes dando amargas quejas de los abusos de los párrocos herían al prelado acriminándole por su tolerancia; especialmente en lo respectivo a tres curas sus parientes inmediatos cuyos excesos será mejor silenciar, bien que fueron notorios y muy graves.- Hermano del Obispo fue el capitán don Alejo Castañeda Alférez Real del cabildo de Huaura que casó con su prima doña Luisa Hidalgo Velazquez y Sandoval hija del capitán don Gregorio Hidalgo Velazquez, y de doña Ana de Sandoval y Salazar, todos nacidos en Huaura. Hijos de este matrimonio fueron: doña Francisca Castañeda casada con don Joaquín de Lamo y Zúñiga; doña, Juana casada con el marqués de Casa Castillo gobernador de Chucuito; doña Paula casada con don Manuel Diez Requejo, secretario de la Inquisición y, abuela del Obispo don Juan Castañeda fue, doña Josefa Salazar, hija de don Pedro Pérez de Salazar, capitán, primer alcalde corregidor de Huaura, y de doña Francisca Montesinos .

El R. Padre Jerónimo Soto

Nació en Huaura el año 1733, y entró en la Compañía de Jesús en 1748. Hizo largo y muy aprovechados estudios, y conoció bien la física y la medicina que cultivó aún en los hospitales. Vivía en Roma como uno de los jesuitas expulsados del Perú, y asistiendo enfermos, le atacó una enfermedad de que murió en 1776. Fue autor de estas obras: “Historia de la creación del mundo”, en seis discursos: “Disertaciones físicas sobre algunos fenómenos, y rarezas del Perú”: “Cusco subterránea”: “De palpitante cordis”: “Aconomía sanitatis in liquidorum aequilibrio et debita fibrarum tensione consistens” .

Ilustres hijos de Huaura: Crl Pedro Portillo Silva y Dr. Agustín Gamarra Dulanto

Coronel Pedro Portillo Silva.- Nació en la villa de Huaura el 1° de agosto de 1856, (Informe: Escalafón General del Ejército); y falleció el jueves 15 de junio de 1916, en la calle Patrocinio N° 20, Lima-Perú .- Se incorporó al Ejército Peruano cuando Chile formuló su declaratoria de guerra (5-IV-1879). Participó en las batallas de San Francisco (19-XI-) y Tarapacá (27-XI-1879), y en la epopeya de Arica (7-VI-1880); y en la resistencia organizada contra la invasión chilena. Cuando Pedro Portillo Silva nació, era presidente del Perú el general Ramón Castilla y Marquesado. Ese mismo año el presidente Castilla había -prácticamente fundado- en el río, la selva, la historia, y leyenda, a Loreto departamental. Curiosa coincidencia si consideramos que años después el coronel Portillo fue uno de los más decisivos promotores del progreso del Nor-Oriente Peruano, descubridor de sus inexploradas rutas fluviales y que consolidando límite y la peruanidad de sus territorios, ha sido y es uno de los más auténticos creadores del futuro de nuestra Amazonía. Tal vez para muchos “un ilustre desconocido”.- El coronel Pedro Portillo Silva, sobrevive a un destino aventurero y aciagamente terminado, entregando la maravillosa heredad de su nombre y su obra, para que sea la provincia secular y a la vez principal del departamento de Ucayali: Coronel Portillo.- “. . . . El coronel Portillo, fue uno de los más decisivos promotores del progreso del Nor-Oriente Peruano. Descubridor de sus inexploradas rutas fluviales. . . . . . . . consolidando límites y la peruanidad de sus territorios. . . . . . ”.

Provincia Coronel Portillo.- La extensa provincia que cruza el río Ucayali engrosando el caudal en la medida que avanza aguas arriba, lleva el nombre del ilustre huaurino: el coronel Pedro Portillo Silva. A más de combatiente, autoridad y viajero, fue un visionario; un descubridor de horizontes ya que afirmó más allá de la quimera -tras la espesura de la manigua, la hostilidad de los climas, la turbulencia de los ríos- la superficie real y física de la amazonía. Por que se debe -sobre todo-, al coronel Portillo Silva, el ensueño magistral de reafirmar sobre el terreno, señalando hitos, las extensiones de nuestra selva que se debatía en tratados internacionales. Su terco patriotismo, su ilimitada vehemencia, su porfía, lo impulsaron a defender aquello que él decía es peruano desde los orígenes de la personalidad, suelo, y bosque, ríos y cielos del Perú. Gran constructor de este país, Pedro Portillo Silva hombre culto e ilustre, estadista emprendedor y honorable, pujante promotor de empresas materiales y espirituales, no es notoriamente conocido. El historiador Dr. Jorge Basadre, sin embargo, le dedica dos capítulos de su “Historia de la República”, no sólo para recapitular sus gestiones en la prefectura de Loreto y Ayacucho sino su intervención como Ministro de Fomento, resaltando sus dos gestiones, durante los años de 1891 a 1896 y luego en 1901 a 1904. Fue sabia y afirmativa su administración de tan vastos como enmarañados territorios. El historiador Dr. Raúl Porras Barrenechea, señala que el coronel Portillo fue, “El gran coordinador de las investigaciones de la inmensa red de los planos del curso de los ríos a base de observaciones astronómicas y formando con ellos un Mapa General del Perú (1906) y el Atlas de Loreto (1908), que prestigian la Cartografía de su época”. Entre sus colaboradores aparecen los marinos Pedro Buenaño, Oscar Mavila, Enrique Espinar, Numa Pompílio León, Germán Stiglich, Zavala, Donayre, R. Rossel, Kruger, el explorador Hassel y los Cartógrafos Rafael Baluarte, Camilo Vallejos y Carlos Hoempler. Pedro Portillo puso las bases del conocimiento científico de la hidrografía amazónica, a la vez que los hitos de la posesión peruana en todos los afluentes septentrionales del río Marañón. “A más de combatiente, autoridad y viajero, Pedro Portillo fue un visionario descubridor de horizontes. . .”. De otro lado, el Dr. Víctor Andrés Belaúnde, afirma, que “Pedro Portillo Silva no sólo fue un administrador progresista y celoso, sino el valiente explorador de casi todos los ríos de la región, entre ellos el Marañón, Ucayali, Amazonas, Putumayo, Yurúa y el Pachitea, el Tigre, el Morona, y el Pastaza. El puso su despacho prefectural en los vapores, las balsas y canoas que remontaban para tomar directo conocimiento de la realidad de aquellas comarcas”. El coronel Portillo, fue uno de los sobrevivientes de la batalla de Arica el 7 de Junio de 1880. En 1891 siendo presidente de la república el general Remigio Morales Bermúdez, Pedro Portillo estuvo un año ocupando la cartera de Fomento, cargo al que regresó en 1906, siendo presidente del Perú don Nicolás Fernández de Piérola y Villena.

Subprefecto de la Provincia de Chancay, hoy Provincia de Huaura, capital Huacho

Como buen hijo del histórico distrito de Huaura, siendo subprefecto de la provincia de Chancay (1895), se preocupó por la educación, progreso y bienestar de la tierra que lo vio nacer; que abonan aún más a su brillante carrera como soldado de la patria, autoridad, hombre culto e Ilustre, estadista emprendedor y honorable señor. Aquí, algunos de sus aportes a su empobrecido y olvidado pueblo:

Dona un costoso Mobiliario para la escuela municipal de varones de Huaura - Mediante oficio al señor Inspector de Instrucción del Concejo Distrital de Huaura, fechado el 6 de mayo de 1895, leído en sesión ordinaria de la fecha arriba indicada, adjunta una nota por la cual se manifiesta, que, el señor subprefecto de la provincia de Chancay, coronel don Pedro Portillo Silva, pone a su disposición y para uso de la escuela municipal de varones de esta villa, un costoso y completo mobiliario que ha mandado traer de Lima. Al respecto, se resolvió, se contestara a tan distinguido señor subprefecto en los términos más honrosos que, a su carácter y especial celo en favor de la juventud le corresponde . (Sic)

Donó los primeros faroles para iluminar la “Calle Real” única calle de la villa de Huaura “En sesión ordinaria del Concejo Distrital de Huaura, de fecha 26 de mayo de 1895, el señor alcalde don Pedro Cerreño dio lectura a un oficio enviado por la subprefectura provincial de Chancay, en que el Sr. Subprefecto coronel don Pedro Portillo Silva, comunica haberle remitido con el señor Vicente Gómez, cincuenta faroles con todos sus útiles, pescantes y hasta el abono para su colocación, expeditos para encenderlos, cuya suma había sido satisfecha por la ex-comandancia, en la totalidad de S/ 345.00 (Trescientos cuarenta y cinco y 00/100 soles plata). (Faroles que tanto necesitaba Huaura, para iluminar su única “Calle Real”, hoy avenida San Martín). “Haciendo presente además, el Sr. subprefecto, que si la villa de Huaura cree que puede serle útil en algo más, estaba pronto. “Se acordó, fuese contestada en los mismos términos, tan satisfactorios como había sido su lectura, y que se archivase”. (Sic). (Datos tomados de la sesión celebrada en la fecha arriba indicada)

Más obsequios para las dos escuelas elementales de Huaura.- “En sesión ordinaria del Concejo Distrital de Huaura (3 de noviembre de 1895), se da lectura de un oficio del señor subprefecto, don Pedro Portillo Silva, en el que comunica al Sr. alcalde distrital don Pedro Cerreño, se sirva recabar del Honorable Concejo Provincial de Chancay (hoy de Huaura-Huacho), dos bufetes o carpetas y cuatro bancas; obsequio de la ex-comandancia a las dos escuelas elementales de este distrito y, que el Honorable Concejo Distrital se sirva distribuirlas, según deja anotado. “La honorable Junta acordó, contestar al Sr. subprefecto en términos satisfactorios al respecto que motiva el oficio en referencia. (Sic) . Una nueva vía para Huaura.- “En la misma sesión, se dio lectura de otro documento en que el Sr. subprefecto, coronel don Pedro Portillo Silva, comunicando al Sr. alcalde don Pedro Cerreño, que en el día proceda la corporación, a abrir al tráfico la nueva vía, lo cual una vez conseguido, daría por resultado la inmediata colocación de las veredas de esta localidad. “Se acusó recibo y al archivo. (Sic). Existían dos caminos adyacentes a la calle Real: el “Olivar” y el “Camino de la Quinta”, como se menciona en sesión del sábado 10 de julio de 1897, siendo alcalde el Sr. Fernando Umbert, donde se acuerda: “notificar al administrador de la hacienda Humaya, haciéndole ver que no era conveniente que las carretas pasen por el camino del “Olivar” (Pasaba por el callejón de San Francisco; hoy Avda. San Francisco. Las carretas al voltear por la calle Real, afectaban y malograban constantemente el puente de “el Sausal” ubicado a la altura de la actual comisaría de la PNP; el de la Plaza San Martín, etc.), sino por el camino de la “Quinta” (Camino conocido y usado hasta hace algunas décadas, ubicado en la parte lateral Norte del balcón de San Martín (Después calle Bolívar; hoy en ssu reciente inauguración asfáltica, Calle Balcón); el mismo que se dirigía hacia el Norte pasando por la hacienda “el Ingenio”, hacienda “Loza”, Mazo, etc.), y que se le daba un plazo hasta el 20 de julio para que pasen por donde hoy lo hacen; siendo peligroso y aun perjudicial para la población”.. . (Sic).- No hay más información sobre la nueva vía a la que se refiere el coronel Portillo, pero sí mencionar que, la próxima calle que se abrió después de la Real (Hoy Grl. José de San Martín) en época del Sr. Alcalde don Juan Luis Barrera Grados, es la avenida “Coronel Pedro Portillo Silva”, que corre paralela a la Av. San Martín y es sólo para el transporte pesado

Prefecto de Ayacucho.- Entre los prefectos progresistas de este período se destacó el coronel Pedro Portillo en Ayacucho. La ley de 16 de setiembre de 1891 había creado el impuesto de alcabala de la coca cobrable en las provincias de Huanta y La Mar, a razón de 40 centavos cada 12 kilogramos de hojas que se extrajeran de sus valles, con las siguientes finalidades: 1°.-Construir un camino de herradura desde la capital de Ayacucho hasta el puerto Bolognesi en el río Apurímac. 2°.-Hacer puentes y caminos en el departamento. 3°.-El establecimiento de colonias y el fomento de la navegación fluvial. 4°.-La refacción del acueducto que alimentaba de agua potable a la capital. 5°.-Levantar puentes de cal y piedra sobre el río Pampas que baña y separa los departamentos de Ayacucho y Apurímac. Desde que se promulgó esta ley hasta el 18 de enero de 1896, en que tomó posesión de la prefectura el Coronel Portillo, no había existido autoridad que se atreviera a cobrar el impuesto de la coca. Pedro Portillo lo estableció. Se recuerda su gestión de cuatro años por ello y también por la colocación de puentes de alambre interprovinciales en los ríos Pongora, Pampa y Huarpa; la obra preliminar del puente nuevo sobre el río Mantaro y los puentes departamentales de Trapiche y Totorobamba en el camino de Ica. *Los dos caminos principales de Ayacucho al río Apurímac, efectuando varios viajes de reconocimiento en las zonas inexploradas de la región, comprobando la navegabilidad del río Apurímac y fundó varios puertos fluviales (Huaura y Bolognesi en las márgenes del Apurímac; Carranza sobre el Mantaro, y Raimondi en la confluencia del Tambo y el Urubamba; la mejora de las rutas transversales e interiores del departamento; el aumento de agua potable a la capital del departamento; el viaje por los ríos Apurímac, Ene y El Tambo después de dos giras de reconocimiento preliminares .

Monumento a la Gloria de Ayacucho*.- Después del asesinato del Presidente don José Balta y Montero el 26 de julio de 1872, sobreviene al Perú una crisis económica, que se va ahondando año a año, en forma pavorosa y que nos lleva al desastre, al colapso, en 1879 en que estalla la guerra del Pacífico. Al quedar desocupado nuestro territorio de la abusiva invasión chilena a mediados de 1884, la desorganización del país y de sus instituciones fue completa. En pleno período de reconstrucción nacional, el año de 1897, el prefecto de Ayacucho, coronel Pedro Portillo Silva, afronta la obligación moral pendiente con los próceres del campo de Quinua y, movido por su espíritu patriótico cumple, a costa de grandes sacrificios, con levantar -en el campo de la gloriosa batalla de Ayacucho, en la zona en que se firmó la capitulación- un monumento recordatorio de aquel magnífico y esplendoroso hecho de armas. Merecedor el coronel Portillo de todo elogio y del agradecimiento de la nación por su noble gesto, el monumento por él inaugurado no era, ni podía ser, la pirámide monumental que el apoteósico triunfo de Ayacucho exigía. Bolívar, en su decreto de 27 de diciembre de 1824, había dispuesto que, “en el mismo lugar de la batalla se levantara una columna consagrada a la gloria de los vencedores, en la que “la gratitud del pueblo y del gobierno se esforzaran en prodigar la riqueza, el gusto y la propiedad” Sin embargo, el modesto monumento del coronel Portillo, inaugurado el 28 de julio de 1897, subsistío y ante él la Patria y las naciones bolivarianas, junto con los países amigos, rindieron el 9 de Diciembre de 1924, los grandes honores recordatorios que merecía el Centenario de la gran batalla que alejó para siempre del continente la dominación colonial, consolidando la Independencia del Perú y la de los demás pueblos de América, que habían dependido de la corona de España. El referido monumento, que aunque carcomido y reparado ha subsistido, tenía una altura de 8 ½ metros desde su base hasta la cima. De forma cuadrangular medía 1.00 metro de largo por cada uno de sus lados. Su material era de granito en la base y yeso y otros materiales corrientes en su estructura. En los costados de la base se colocaron cuatro lápidas: la del frente con la batalla de Ayacucho; la del respaldo con la batalla de Junín; y la de la derecha con la siguiente leyenda: 9 de Diciembre de 1824 Aquí al pie del altivo Condorcunca se decidió la terrible contienda entre la libertad y la servidumbre. Aquí Sucre, La Mar, Córdova, Miller, Lara, Gamarra, vencieron en nombre de la emancipación de un continente a los que en Bailén abatieron el vuelo de águilas francesas. Aquí Castilla, Morán, San Román, Tudela, Nieto, Vivanco, Salaverry y cinco mil héroes de la América del Sur nos dieron Patria y Hogar rompiendo las cadenas de trescientos años de esclavitud. ¡Generaciones venideras Postraos en este lugar de gloria y heroísmo Para retemplar vuestra fe en los altos destinos de la América!

Mandado construir por el Prefecto de Ayacucho, Coronel Pedro Portillo Silva. Se inauguró el 28 de Julio de 1897, siendo Presidente de la República, el Excelentísimo señor don Nicolás de Piérola y Villena. Este monumento oportunamente reparado en varias ocasiones en que estuvo por caerse, a causa del transcurso del tiempo y de los años de construido, ha sido sustituido por la pirámide, bella y majestuosa, que fue inaugurada el 9 de diciembre de 1974, fecha sesquicentenaria de la grandiosa epopeya de Ayacucho . El 24 de octubre de 1973 se dicta el Decreto Ley N° 20191 que manda se constituya una Comisión Mixta Peruano-Venezolana, del más alto nivel, con encargo de planear, dirigir y controlar las actividades y ceremonias conmemorativas al Sesquicentenario de la batalla de Ayacucho y la ejecución de las obras que se lleven a cabo para perennizar la memoria de los héroes que hicieron posible la emancipación. Esta comisión va a festejar con el mayor esplendor la grandiosa efemérides, inaugurando el 9 de diciembre de este año de 1974, día del glorioso aniversario, la Monumental Pirámide de la Comisión Nacional mandó erigir en el campo de Quinua, para perpetuo recuerdo de la inmortal jornada y de su trascendente significado. Y esa pirámide resplandecerá “la riqueza, el gusto y la propiedad”, cumplimiento así el deseo del Libertador .

Prefecto en Loreto.- Cuando ejerció el cargo de prefecto en Iquitos, siendo presidente Eduardo López de Romaña se le recomendó oficialmente que no se ausentara por mucho tiempo de su fresca oficina. Pero él no era funcionario para presidir actos oficiales en sillones de raso y cuero, ni para ser primera autoridad de una capital que más se comunicaba con Europa que con Lima, la Iquitos de la era del caucho que brindaba bailes con champan francés. Portillo se abalanzó de nuevo a los ríos y navegándolos días enteros descubrió sus cauces y canales y los territorios que lo orillaban. Extendió la diestra a los nativos, les llevó medicinas y herramientas. Y fue un misionero laico que en lugar de la Biblia llevó los códigos para leer y enseñarles y las Winchester para hacerlos respetar. 

La obra del coronel Portillo en Loreto.- Entre junio de 1901 y agosto de 1904 Portillo tuvo a su cargo la prefectura de Loreto, después de haber sido Ministro de Fomento. Su labor alcanzó el relieve de lo notable. Viajó de Lima por la vía del Pichis. Salió el 5 de abril y llegó a Iquitos el 4 de junio. No fue esta la ruta que satisfizo más a Portillo sino la de Paita al pongo de Manseriche y, en el Centro, la del Perené. Desde Iquitos, Portillo fue un gran explorador de la región. En los años 1901, 1902, 1903 y 1904 navegó por los ríos Marañón, Amazonas, Yaraví, Putumayo, Napo y la parte baja de los ríos Tigre, Morona, Pastaza, Cangaza, Apaca, Potro y Cahuapanas; así como por todo el Alto Yurúa, el Pachitea y el Pichis. Usó para ello la canoa, la balsa, la lancha y el vapor de distinto calado. Estudió la navegabilidad de estas vías, las distancias a Iquitos calculadas en horas de navegación y las condiciones sanitarias de la zona visitada. Hizo mucho más. Formó el atlas del departamento, verdadero monumento geográfico. Defendió la soberanía peruana en territorios en litigio al establecer puestos y lugares de irradiación; obra suya fueron, por ejemplo, la comisaría de Tarapacá en el Putumayo en 1901 y la subcomisaría de Arica y el caserío de Tacna, en la misma región. Puerto Portillo fue erigido en el Alto Yurúa; pero ese nombre habría podido multiplicarse en muchos sitios. Con Portillo en Loreto, el cerebro y la mano del Perú parecieron llegar a distantes e inhóspitos lugares de la selva: un cerebro lúcido y una mano suave y fuerte que implicaban el acierto y la eficacia. La penetración extranjera se detuvo. El prefecto avisor fue tan opuesto a ella, como a los crímenes de los gamonales. Al mismo tiempo desarrolló la primera enseñanza con la partida de Lp. 45,000 especialmente asignada para Loreto en 1904. Y, lo que hasta en nuestra época puede ser objeto de atento estudio, señaló los lugares y las zonas que, a su juicio, eran los más propicios para las pacíficas y fructíferas batallas de la colonización en los terrenos de los ríos Ene, Tambo y Urubamba que desembocan por la orilla izquierda del Alto Urubamba y sus afluentes Santiago, Cangaya, Huarico y Nieva. El senador por Arequipa Juan José Reinoso al hacer el elogio del coronel Pedro Portillo en su Cámara, en febrero de 1910, exclamó: “¡Ha sido prefecto de Loreto y ha regresado pobre!”.

La tumba del ilustre soldado, héroe, navegante, y probado señor, se encontró durante muchos años en uno de los cuarteles del cementerio Presbítero Matías Maestro, en Lima, cerca de la cripta de los héroes. Un signo de olvido y pobreza reunía el entorno de la sepultura de tan prominente como olvidado gran peruano.  Hace poco como resultado de una intensa campaña periodística, los restos de Pedro Portillo Silva, fueron exhumados y llevados a Pucallpa, a un digno mausoleo en el cementerio general de la ciudad. El coronel Portillo retornó así, por fin y para siempre, a la Selva que tanto amó, precisamente en la capital de la provincia que lleva su nombre.

Dr. Agustín Gamarra Dulanto *. Otro Ilustre hijo de la Villa de Huaura

Nació en Huaura, el 1° de Mayo de 1867. Falleció en la capital el 23 de noviembre de 1934, a los 67 años de edad. Tomó parte activa en la batalla de Miraflores, -durante la invasión chilena- combatiendo a la edad de 14 años en defensa de la integridad territorial y de la dignidad nacional, resultando gravemente herido. Terminado sus estudios en la facultad de Medicina el año 1890, inmediatamente de obtener el título correspondiente a Médico Cirujano, fue nombrado por designación especial del entonces presidente de la república, coronel Remigio Morales Bermúdez, con el alto grado de sargento mayor de sanidad, cirujano del batallón “Callao”, sirviendo con igual grado en el batallón “Zepita” hasta el año 1894 en que fue deportado a Bolivia por asuntos políticos. A su retorno de dicha república, tomó parte activa en el movimiento revolucionario que tuvo lugar un año después, tocándole desempeñar destacada actuación en la toma de la ciudad de Arequipa, el 27 de enero del mismo año. Fue colaborador íntimo de don Nicolás de Piérola y es de señalar, como prueba de la modestia que le era muy peculiar, el haber renunciado en aquel entonces -no obstante abrumadora votación-, la diputación por Arequipa, donde supo granjearse general simpatía. El presidente Nicolás de Piérola y Villena, que siempre supo aquilatar los méritos del Dr. Agustín Gamarra, lo designó para ocupar la cartera fe Fomento a la que también renunció, dirigiéndose poco después a Europa, de donde al retornar, se retiró definitivamente de su vida de político, dedicándose a su profesión. Sin embargo sus dotes personales de amigo sincero y caballeroso, así como de profesional noble y desinteresado, pues, la mayor parte del tiempo los dedicaba a atender gratuitamente a los pobres, hizo que tuviese que aceptar la presidencia del cuerpo comunal en los pueblos de Huambo y Huaura, durante muchos años. El señor Adrián Cañas y Delgado (distinguido hijo de Huaura), pronunció la oración fúnebre al ser sepultado los restos del extinto en el cementerio general de Lima, a nombre de los hijos de Huaura . Es importante recordar que, en sesión extraordinaria de fecha 6 de marzo de 1936 convocada por el Concejo Distrital de Huaura, bajo la presidencia del señor alcalde de la época don Manuel Clemente Bisso Ibarola; nuestro distinguido y siempre bien recordado párroco Dr. Carlos Félix Manrique Cervantes, haciendo uso de la palabra y en una amplia exposición sobre las obras que creía indispensable se llevaran a cabo en nuestro distrito, sugiere entre otras, gestionar ante las autoridades correspondientes que las escuelas de la localidad lleven los nombres de los hijos de este distrito que han tenido destacada figuración en nuestra Historia, como son: el coronel Pedro Portillo Silva y el doctor Agustín Gamarra Dulanto. Tan hermosa exposición y sugerencia, mereció la aprobación unánime y el aplauso de todos los presentes. Han transcurrido 71 años, y los huaurinos no tenemos un colegio que lleve el nombre de don Agustín Gamarra Dulanto. Ante tan importante olvido, los huaurinos tenemos como deuda pendiente recordar a su buen hijo y perennizar su Memoria, grabando su nombre en una de las escuelas de nuestro pueblo y renovar cada año el más sentido homenaje. Con ello, estaremos cumpliendo con un deber cívico que sirva para inculcar en unos casos y estimular en otros, el espíritu patriótico que debe guiarnos. A su Memoria, rendimos nuestro tributo de admiración y homenaje por ser nuestro hermano mayor, modelo y ejemplo de generaciones y al evocarlo, le pedimos guíe a los corazones huaurinos, proteja nuestro pueblo y nos conduzca por el camino de su constante grandeza y prosperidad. Nuevamente desde esta líneas, invocamos a nuestro Alcalde electo, Sr. Lic. Jacinto Eulogio Romero Trujillo; a las nuevas autoridades del Programa Sectorial II, UGEL N° 9 Huaura-Huacho; a los señores Directores, Profesores y alumnos de los diferentes Centros Educativos de Huaura Distrital, y a todos y cada uno de sus habitantes se unan a esta cruzada, para que juntos efectuemos las gestiones pertinentes, y cumplamos con este histórico pedido que todos compartimos: “que uno de los colegios de la localidad” (Huaura) lleve por nombre el de nuestro Ilustre hermano mayor Dr. Agustín Gamarra y Dulanto.

Atentamente José Jorge Nava Pittaluga) 2-02-2007. Jonapit8@ hotmail.com Jonapit9@yahoo.es